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El papel de las startups en la economía del talento

Que el modelo económico de España debe cambiar, y que ese cambio debe estar apalancado en el talento y en la innovación es algo que no admite mucha discusión. Sin embargo, lo que sí es un desafío es convertir estas valientes y bellas afirmaciones en hechos tangibles y medibles… y claro, la forma de llevar a cabo esta transformación sigue siendo una gran incógnita: ¿incremento del gasto público en I+D? ¿Crear nueva tecnología para hacer más competitivas nuestras empresas? ¿O las famosas startups?.

Creo que hay un par de hechos objetivables que no deberíamos perder de vista: el primero, es que por mucho que aspiremos a convertirnos en el próximo “Silicon Valley”, la realidad de España es bien diferente: tenemos un tejido empresarial compuesto por miles de pequeñas y medianas empresas peleando por sobrevivir, y ciento de grandes empresas intentando mantener su competitividad a nivel global.

Y el segundo, y quizás más relevante, es que realizar una transformación tan profunda de la economía y cultura de un país cuesta tiempo. Mucho tiempo: a los ecosistemas que son ahora referentes, como Silicon Valley o Israel, les tomó décadas convertirse en lo que son ahora.

Estas dos afirmaciones no son una excusa para dejarnos llevar y quejarnos amargamente de lo duro del camino, sino para tomar consciencia de que más vale que empecemos a recorrerlo ya… y si es hoy, mejor que mañana. Pero claro, antes debemos encontrar nuestra propia voz, y no simplemente intentar copiar lo que funcionó en otros sitios. Porque a pesar del pesimismo y la apatía que se ha enquistado en nuestra sociedad, la realidad es que tenemos unos estupendos mimbres sobre los que construir: empresarios experimentados conscientes del problema y con ganas de hacer algo al respecto, una de las mejores y más formadas generaciones de la historia y un acceso global al talento… lo que unido a una enorme creatividad y una fantástica calidad de vida hacen de España un gran sitio desde el que crear negocios.

Y en este entorno es donde ha medrado un nuevo tipo de compañías que poco a poco están asumiendo un mayor peso y protagonismo dentro del panorama económico: las startups. Empresas innovadoras, con modelos de negocio escalables y que habitualmente basan sus ventajas diferenciales en la tecnología. Compañías que, a pesar de la escasez de recursos y su juventud, están consiguiendo transformar mercados y competir con actores mucho más desarrollados, y que a menudo ponen en jaque a industrias mucho más grandes e inmovilistas.

Podemos mirar con escepticismo a estas empresas, pero lo que no cabe duda es que están poco a poco transformando el tejido competitivo de España, y algo creo que más importante todavía: están generando referentes, haciendo que la nueva generación de jóvenes que van a salir al mercado laboral ya no se planteen ser futbolistas, funcionarios o esperar a que alguien les ofrezca empleo, sino que muchos de ellos se plantean trabajar en estas compañías e incluso fundarlas, convirtiéndose en el próximo Mark Zuckerberg.

Pero… ¿cuál es el impacto relativo de las startups en la economía española?. La realidad es que ahora mismo su impacto, en comparación con las compañías más establecidas, es seguramente imperceptible. Sin embargo, es algo que va a cambiar a marchas forzadas: en una encuesta realizada por Startupxplore, la mayor comunidad de inversores y startups de España a finales de 2015 en la que se preguntaba a las principales startups del país por sus perspectivas para 2016, los números arrojados fueron francamente interesantes – en lo tocante a facturación, sobre los casi 500M€ que se iban a facturar en 2015 se esperaba un crecimiento de casi el doble, hasta 920M€. Pero lo realmente llamativo es que existían unas previsiones de contratación de hasta 7.000 personas en 2016, un número que per sé no es especialmente interesante, pero que toma cuerpo si tenemos en cuenta que cada empleo directo en el sector genera 7 indirectos…. y que se trata de empleos de alta cualificación.

En este contexto, ¿cuál es entonces el papel de las startups en la nueva economía y cómo nos podemos acercar a ellas?. En mi humilde opinión, el primer y más claro acercamiento es actuando como clientes: se trata de compañías que generan productos disruptivos que pueden mejorar la competitividad de muchas empresas y ayudarles a mejorar sus cifras de negocio.

Pero además de ello, podemos intentar dar un paso más e intentar comprenderlas y ayudarlas: no sólo con capital sino con experiencia: porque una combinación ejemplar y que está demostrando ser imparable es la que nace de unir el empuje e innovación de las startups con el capital, experiencia sectorial y contactos de directivos y empresas consolidadas. Iniciativas como PINAMA son uno de los ejes vertebrales de la nueva economía, que no sólo ayudan a que estas compañías que poco a poco están transformando la economía medren, sino que en el camino tienen el potencial de generar pingues beneficios.

Porque en ecosistemas más desarrollados, esta colaboración que aquí estamos empezando a explorar con cierta timidez es una realidad que está transformando sus economías: por ejemplo, en USA lun informe de la Kauffman Foundation revelaba que las nuevas compañías suponen prácticamente el 100% de toda la creación neta de empleos desde el inicio de la crisis, y casi un 20% de la cifra bruta de empleos.

Resumiendo, las startups deben ser uno de los ejes del crecimiento y transformación de la economía Española… pero no actuando como corpúsculos extraños y aislados de la realidad empresarial más tradicional, sino como aliados y socios, generando beneficios en ambas partes. La pregunta no es si hay que empezar a recorrer este camino, sino a qué velocidad ir y cómo hacerlo… ¿no?

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